lunes, 6 de febrero de 2012

Mil palabras

Áquel libro me mantuvo atrapada,
sin saberlo sus hojas leía,
absorta mis ojos hundía,
pues era más que una simple portada.

En el banco de plaza sentada,
en el verde mis pies posaba,
y no vi que la noche acechaba,
ni aquella sombra en el piso dibujada.

Al llegar a las últimas numeradas,
una ingenua sensación de alegría,
me colmaba y me invadía.
¡Qué tristeza! sentiría
al saber que otro tomo no habría.

Y ahora que es el mañana,
con ese sabor amargo de intriga,
me pregunto por qué la autora
no continuó su tira.

- La Poética -


Pregunta en mi mente inconclusa.